Los escandinavos
Tan solo unos 500 km más y estaríamos devuelta vuelta en nuestra casa tras las vacaciones familiares en chiloé.
Paramos en una bomba de bencina. Mi marido descansa un rato, los niños duermen y yo espero analizando el panorama.
Siempre me ha gustado mirar a la gente desde lejos e intentar sacarles el rollo, entonces veo que en el auto de al lado hay una niña rubia casi albina. Una Targaryen de 4 años.
Me llama la atención porque esos rubios tan rubios son poco habituales en un país donde la mayoría somos morenos, así que empiezo buscar con la mirada a sus papás.
Mamá rubia teñida con gran raíz negra. “Seguramente son los genes del papá que debe estar comprando” pensé. Acto seguido aparece el papá y estaba lejos de ser el escandinavo que hubiese esperado.
“Esto no me cuadra”… miro nuevamente a la niña y veo las raíces que intentaron disimular con el peinado. Pero ahí estaba, oscuridad por todos lados. Se me apretó el corazón de pena.
Me gustaría decirle que ella es perfecta como es. Me gustaría decirle que en un país de tanto rubio falso, un castaño o negro sobresalen bellamente. Me gustaría que creciera amando cada fibra de su ser.
Los padres lejos de lograr su cometido de parecer elegantes, definitivamente han sido lo más ordinario que he visto en mi vida.